Publicando el libro de cuentos Cicatriz he aprendido varias cosas. Con el libro en mis manos he vivido el tan ansiado sueño del desdoblamiento. El que podía haber sido yo en alguna de las múltiples posibilidades de la existencia estaba contando su historia en esas páginas. Personajes que habían compartido tiempo, sudor y lágrimas con este tipo estaban ahora lejos; apenado y con la esperanza puesta en sus pasos, los vislumbré a suficiente distancia, perdidos entre la muchedumbre, donde sus ojos ya podían ser de otra mirada.
Ayudarlos a llegar lo más lejos posible es lo que cabe, me dije. Entonces llevé el libro a todas las librerías de La Paz que conozco. La impresión que Cicatriz causa es buena, lo reciben bien en los anaqueles y otros sitios al alcance de la gente. En mi recorrido encontré un sólo obstáculo que, en todo caso, redundaría en una mejor distribución.
En la librería Gisbert, que está cerca de la Plaza Murillo, atienden varios hombres uniformados de chompa roja, que corren de un lado a otro en busca del texto escolar que pide una madre de familia, del libro de historia que le urge a un universitario, del lápiz que pide una niña. Yo me preguntaba si entre tanto apuro llegaría a ser atendido esa misma tarde...
—Dígame joven —un chompa-roja estaba en mis narices, cuando menos lo esperaba.
—Buenas tardes. Estoy ofreciendo un libro de cuentos.
—Pase por aquí —y me condujo hasta un escritorio—, tome asiento.
—Gracias —saqué de mi mochila un ejemplar del libro.
Observó con detenimiento la tapa, la contratapa, las primeras páginas. Preguntó el costo al público.
—Nosotros se lo compramos a... —sacó cuentas con su calculadora y me dijo el precio—. El único problema es que no tiene ISBN.
—¿Qué es eso?
—Es un registro como el depósito legal, pero que es válido en todo el mundo. Saca eso, ya no lo piratean —concluyo categórico.
—Ah, bueno.
—Saca el ISBN, le pone un sello con el número a su libro y se lo compramos.
—Muy bien, gracias.
Al siguiente día me personé a la Cámara Boliviana del Libro. El trámite tomó tres días al cabo de los cuales, como quien pide la hora, la encargada me preguntó algo trascendental.
—¿Va a seguir escribiendo?
—Sí.
Luego pidió unos cuantos datos e imprimió una hoja con el mentado número de ISBN. Sin perder tiempo fui a las cercanías de El Obelisco, donde fabrican sellos de goma.
Las gradas que conducen al segundo piso de una casa antigua, son el techo de la oficina de Graciela. En esa estrechez cabe su computadora, una especie de horno donde fabrica los sellos y todo lo que necesita para trabajar.
—Quiero que me lo hagas un sello con este número —le mostré el ISBN—. Que entre justo aquí —puse mi dedo en el espacio libre debajo del depósito legal, en la página de créditos de mi libro.
—Muy bien joven.
—¿Cuánto cuesta y cuánto tarda?
—En una hora va a estar —y me dijo el precio.
—Ya. Te dejaré el libro, para que calcules bien y hagas el sello con los números parecidos a los del depósito legal.
—Ya joven, en una hora va a estar.
—Listo, nos vemos en una hora entonces.
Pero yo tardé un poco más de ese tiempo y me encontré con que ella seguía con el pan en el horno.
—Ahorita va a estar. Lo que pasa es que me había equivocado en un número y lo estoy volviendo a hacer.
—Ya. Está bien.
Llegó otro cliente, se fue y finalmente mi trabajo esta listo.
—A ver dame el libro, para ver si está bien el tamaño.
—Aquí está. ¿En cuanto lo estás vendiendo?
Le dije el precio.
—Estaba leyendo lo del peluquero, me ha gustado.
—Ah ¿si?
—Vendemelo.
—Con todo gusto.
—Pero me lo tienes que dedicar —sonrió, y sus cachetes bien provistos se sonrosaron.
—Claaaaaro —correspondí la sonrisa.
Dedique el libro, sacamos cuentas y me despedí hasta la próxima vez que necesitara un sello.
Después de unos días fui a la librería de los de chompa roja, me atendió la misma persona que la otra vez.
—Ahora sí pues, con esto ya no le van a piratear —afirmó con orgullo, y una sonrisa de complacencia descubrió sus dientes chuecos.
La librería compró algunos ejemplares y yo seguí mi camino, siempre con unos cuantos libros disponibles en la mochila, que ahora contaban con el registro internacional del ISBN.
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8 comments:
Saludos
Sabes, siempre me he preguntado con puede el ISBN evitar que lo pirateen a uno. Y peor aquí. Seguro que tienes más derechos legales de reclamar y todo, pero su efectividad sigue pareciéndome apenas simbólica.
Sería interesante ver más de tus textos. Sino a esperar que el libro llegue a Cochabamba.
Sin editorial ni agente, pero una gran pasión por lo que haces, está claro porqué la muchacha no terminó el sello, uno se pone a leer Cicatriz y pues, caramba, acaba enganchado. Fuiste por sello y saliste con libro vendido (parece que el balance da positivo a tu favor), hay que darle con todo compañero.
Un abrazo.
Gracias Javier, definitivamente el ISBN también me parece simbólico, al menos en nuestro país, pero ahí están mis libros con el sellito, espero que en otros lugares sí sirva.
Gracias por el comentario Javier, espero poder presentar el libro en Cocha pronto.
HA sido una agadable sorpresa que la de los sellos me compre el libro, gracias por el constante apoyo QUintachex
Soy de México, el 16 voy a tu pais y a tu ciudad, compraré uno de tus libros.. mejor varios, que mejor souvenir de una ciudad que un buen texto
chido
tu blog
sillaamarilla.blogspot.com
¿Dónde te metiste, Eduardo?
Sé que en agosto hay feria del libro en La Paz. Tendrá ahí espacio tu libro?
Ahora, ¿estás trabajando en algo?
Creo que la feria internacional es en septiembre, y
Cicatriz va a estar porque lo he dejado en varias
librerias que siempre están allí presentes. ¿Tú tienes
algo publicado? Lo que leí en tu blog, repito, me
pareció excelente. Un saludo.
Me parece interesante la anecdota que cuentas en tu articulo, sera que de veras evitas que te pirateen con eso del ISBN o como se llame?, espero que si ya que parece ser un escritor regular y con talento, en cuanto pueda compro un libro tuyo, un saludo chau
Gracias por el comentario AVM. Creo que en nuestro medio es muy difícil evitar la piratería. El libro esta en las librerías de La Paz, a Cocha te lo puedo mandar por correo o a través de mi amigo Javier que es de allá, cuesta 30 Bs. Un gran saludo
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