8.2.07

Denuncia

Esta es la transcripción de una denuncia de maltrato presentada por el secretario general de alguna comunidad yungueña a la oficina de Defensoría de la niñez y adolescencia del municipio pertinente.

Yo, Ruth Noemí, menor de edad, sin portar ningún documento natural de Maticuni de Provincia Sud Yungas del departamento de La Paz, y domiciliada en esta comunidad de San José, me hago presente y denuncio que mi persona ha venido soportando maltratos por parte de mi madre y de mi padrastro.
Esto empieza cuando vivíamos en la comunidad Chaqueti. Yo era menor todavía. Me dejaban en la casa y yo tenía que hacer de todo: cocinar, lavar ropa y atender a mi hermanito. Como era menor todavía, me olvidaba de hacer. Entonces empezaron a huasquearme con cualquier objeto que encontraban, porque a esa edad no podía hacer ese trabajo. Soportaba toda clase de maltrato por parte de mis padres.
Un día me decidí ir adonde vivía mi abuelo, y me fui. Me recibió, le ayudaba a cuidar el ganado. Ella pareció una mañana y me llamó de ocultas, me habló diciendo vamonos, porque el abuelo no te atenderá como yo, tu madre. Para irme dejé el bulto que cargaba, lo dejamos en el camino.
Una vez que llegamos a las casa volvió el trato que siempre recibía, pero con más fuerza. Luego nos fuimos a otra comunidad, San Lorenzo. También seguía el maltrato y los trabajos fuertes. De todo lo que pasaba yo era culpable. Se peleaban, yo era culpable. No se peleaban, yo era culpable. Me huasqueaban con lo que encontraban porque no podía avanzar el trabajo.
Soporté el tiempo que estábamos en San Lorenzo. Nos venimos a San José, donde mi tía Dionicia Mamani que le dio terreno a mi mamá. Trabajamos ahí. En el trabajo siempre me han tratado como si yo fuera gente o trabajador. En cambio mi hermanito era mimado. Se lloraba, yo era culpable; se peleaban, también. Entonces yo sé cosechar, masir, traer plátano, cocinar, lavar ropa. Ni así estaban conformes.
Seguía el maltrato de mi mamá, huasqueándome. Lo propio mi padrastro, amenazando de todo si hablas de esto a la gente. Por eso no avisaba a mi tía ni a mi abuela. Si discutía era peor, ya mi padrastro salía con patadas, sopapos hasta sacar sangre. Un día hasta me arrojaron con piedra en la cabeza; me estaba queriendo escapar a otro lado, no me acuerdo nada más. Cuando me he dado cuenta, ya me habían estado arrastrando entre los dos a la casa. Pura sangre.
Pedí disculpas a mi padrastro, me dijo: más bien puedes irte donde tu papá y no me vuelvas aquí, no quiero que rondes por aquí como perra. Por varias ocasiones pedí disculpas a mi padrastro: disculpame papi. No entendía. Más bien me castigaron con trabajos duros y sólo tomaba un té mientras ellos se cocinaban y comían. Para comer tranquilos me mandaban a mí primero al trabajo.
Todo esto soportaba. En el trabajo tenía que igualarlos, si no puedes irte de aquí. Tanto no podía soportar y a veces pensaba retirarme. A veces me iba a dormir al monte cuando me huasqueaban. A media noche me despertaba en pleno frío y retornaba a mi casa. Ya no querían recibirme, tenía que pedir disculpas. En una oportunidad me fui a dormir al monte y llegué al día siguiente. Me dijeron dónde dormiste, seguro con tu chango; porque quieres changuear, por eso fuiste al monte. Volví al monte a dormir dos noches, volví donde ellos. Me dieron trabajo duro, hasta fumigaba el cocal. Recibí maltrato por mi mamá y también por mi padrastro hasta tarde.
Pedía permiso a mi mamá para visitar a mi tía. Me amenazaban con cortar mi pie. También en fiesta de Todos Santos me pegó mi padrastro sin motivo. Sólo porque acompañaba a mi amiga y él pensó mal. Se enteró el abuelo y encargó a los dos, sin reñir a nadie, que tengan cuidado con la Ruth Noemí. Seguían pegándome. Por último me decidí abandonar la casa de mi mamá y me fui donde mi abuelo el día lunes 17 de enero de 2005 años, no podía aguantar más.