29.4.07

Décimas íntimas de Gastón Silva Carvajal

Hace ya algún tiempo, y gracias a un amigo muy querido, llegó a mis manos un CD que compendia varias poesías de este señor envejecido con las marcas de quien sabe maravillarse ante la mínima expresión de vida. Él se dedica a dar clases de inglés en un pequeño pueblo, al que un día de aquellos arribó un músico que supo dar a sus versos el aire que merecían. Comparto con ustedes una las décimas que me conmovió.

Tiempo

Pasa una nube fugaz
sobre el prado florecido
y ese momento vivido
ya no volverá jamás.

Todo va quedando atrás
asfixiado en la memoria,
no se repite la historia
en el rodar de este mundo,
sólo el anhelo profundo
de ver esplender la gloria .

¿Qué será el tiempo en verdad?
Me pregunto si no es
fuga de un mes y otro mes
con rumbo a la eternidad.

¿Son brillo u opacidad
los años en su conjunto?
Y entre tanto me pregunto
¿qué es lo que lleva o lo que trae?
El tiempo es polvo que cae
sobre los recuerdos, punto.

19.4.07

Ordenar mi cuarto

He intentado ordenar mi cuatro un montón de veces desde que empezó el año, pero me voy dando cuenta de que es una difícil empresa, es como ordenar mi mente bajo un buen criterio que archive eventos en folders amarillos de acuerdo a su valor metafísico. Algunos archivos podrían llegar hasta más abajo del suelo, mientras que otros levitarían….
¡Th! En lugar de divagar traigo siempre el cronómetro en la mano derecha, y en la izquierda la torpeza de esquivar las memorias que pasan por mi lado, dando cuenta de que no me estoy dando cuenta.
De vez en cuando se eleva mi mente, entonces vuelve toda la poesía como si alguna vez la hubiese entendido. En ese momento no caben dudas: sí la he entendido. Mi cuarto sigue desordenado. Desearía escribir un fragmento del cielo cada día y conversarlo con las otras personas cuando saben respirar sin tragarse los sueños.
Un sonido que deviene melodía… hoy sí me siento vivo.

1.4.07

De aquisitos

De aquisitos allasango te extraño
los más de mil kilómetros caminando,
De allasango aquisitos me he traído
un aroma, un suspiro, tres gotas de sudor.

De aquisitos allasango aún evoco,
del embrujo consumado en tus rizos no hay poco.
De allasango aquisitos no me harto,
como de tocarte, dije, nunca me hartaré.

De aquisitos allasango puedo esperar
un día, dos meses, tres años,
con tal de que vuelvas queriéndome
comer tres veces al día,
como lo hacías domingos
y fiestas de gastar.

De allasango aquisitos seguirás,
Yo, aunque bese a alguien,
no volveré a besar
con el miedo ahogado,
con el alma abierta
y la vida en el aliento.

De aquisitos allasango
te quiero, me quieres,
de allasango aquisitos
me extrañas, te extraño.

Ansiosos esperamos, suspiramos...
porque yo estoy aquisitos
y tú estás allasango



Yo quisiera saber, ¿quién no ha caído, o al menos tropezado, antes los encantos de la mujer oriental?